jueves, 24 de abril de 2008

Cuando Internet te salva





Hago caso a mis corazonadas, confío en ellas. Esto es algo que siempre me he dicho y que hoy ha sido afortunadamente acertado cuando decidí escribirle a alguien. Ella fue mi compañera en los talleres para la depresión a los que asistí hace dos años. Como en todo grupo, siempre se identifica uno más con determinadas personas, aunque nuestras circunstancias personales fueron otras, pero al final estábamos ahí por algo. Necesitábamos ayuda más allá de nuestras propias fuerzas y nulas voluntades. Así nos conocimos, sentadas en un pupitre como quien vuelve a la escuela y escuchamos atentas lo que en cada encuentro nos decía la terapeuta a un importante grupo de gentes que aceptamos que estábamos enfermos de tristeza, que teníamos depresión y que por tal motivo necesitábamos ayuda.

El sentimiento que puse en letras a mi compañera, para recordar esos momentos y preguntarle qué tal se encuentra ahora, me llevó a retroceder la película de una parte triste de mi historia. Ahora creo que no lo era tanto, como tampoco no lo eran mis miedos, no solo a unirme a un grupo de personas aceptando su depresión, sino a conducir media hora por carretera que para mí era una hazaña.

A medida que asistí a los talleres y me fui recuperando, noté por el camino que podía ver muy lejos las montañas, los autos pequeños en el horizonte, los valles y campos. Estaba acostumbrada a ver en metros cuadrados, encerrada en cuatro paredes y de momento hice consciente esa experiencia. Al llegar a la terapia, lo comenté con el grupo para destacar la importancia de descubrir que podemos ver más allá de lo que nos hemos limitado.

Gracias a ese apoyo, hoy me encuentro reconfortada, llena de proyectos y a punto de emprender un radical cambio de vida. Lo que mi amiga quiera contarme, estoy por saberlo, cuando ella conteste a mi mensaje, gracias a la maravilla tecnológica del internet que nos une de alguna manera o hasta nos salva. A mí me ocurrió, navegando por la red encontré la ayuda. Primero por este medio, después acudiendo a los talleres.

En honor y agradecimiento por ello, invito a entrar al oasis de paz de la siguiente dirección:

http://www.ayudaenladepresion.org.mx/

Tere García Ahued.