domingo, 18 de mayo de 2008

Unas Manos.




Marco Antonio Montes de Oca nació en la ciudad de México en 1932. Ha sido becario de El Colegio de México, del Centro Mexicano de Escritores en dos ocasiones, y del Fondo de Cultura Económica. Obtuvo el premio Villaurrutia en 1959. Ha publicado, entre otros libros: Contrapunto de la fe (1955), Cantos al sol que no se alcanza (1961) y Vendimia del Juglar (1965).

En el concurso de dibujo “Pintando nuestra Normal” tuvo la maravillosa oportunidad de observar el trabajo de unas manos muy especiales que me hicieron recordar un texto aparecido en el libro “Las fuentes legendarias” de Montes de Oca:





LAS MANOS




Amo estas manos, destinadas por Dios para concluir mis muñecas, también son las privilegiadas que te acarician y tañen. Ante unos ojos las desperezo. Elevo el dedo meñique, tallo para la luna, espiga rematada en coraza de cal. Elevo otro dedo, el cordial, y, ya con ambos en movimiento, diseño para mis hijos, en un muro de pronto habitado, animales de vívida sombra. Los niños se asombran de que existan burritos negros capaces de correr por llanuras verticales, por la escoriada pared donde hasta hoy sólo moscas han reinado. Ellos están contentos de ver unas manos que contienen tantos animales como el Arca de Noé. Con estas manos entreabro el higo más dulce, cojo el pez en la curva de su rizo relampagueante. A veces mis manos llegan a juntarse tanto que entre ellas el cadáver de una plegaria apenas cabe. A veces las arrojo al espacio con tal ira o alegría, que no me explico por qué se quedan enclaustradas en el ademán; no me explico muy bien por qué no vuelan.