martes, 1 de julio de 2008

Somos una experiencia compartida




La experiencia de la sociedad toda con todos sus grupos y elementos va configurando nuestro conocimiento de la realidad. Nadie lo puede hacer por si solo. Eso es lo que de alguna forma se ha destacado en el triunfo de la selección española, que viniendo de experiencias y lugares diferentes, con entrenadores distintos y formas de jugar variadas, han sabido conjuntarse y hacer un equipo. Todas las posibilidades humanas agrupadas es lo que constituirían un buen lugar en nuestro mundo.

No podemos situarnos en una visión trágica de nuestro mundo como si todo estuviera superlineado y distribuido. Hace falta el concurso humano. Y no porque nuestros pensamientos y culturas y maneras de pensar sean homogéneas vamos a ser mejores y estar más unidos, sino que lo seremos cuando cada uno como protagonista de sus vidas sume su esfuerzo al del conjunto de las demás personas. La experiencia común es lo que nos ayudará a avanzar.

La cuestión es como conducir este vehículo en esta sociedad. Para empezar igual es bueno nos demos cuenta de cómo simultáneamente todos nos vemos afectados por todos y por cada uno. La reciente huelga de los camioneros nos lo puso de manifiesto. Todos conocemos a algún camionero, y nunca le habíamos prestado la importancia que realmente tiene su trabajo hasta que nos dimos cuenta cómo, unidos, eran capaces de paralizar la sociedad, dejar vacíos los supermercados, las gasolineras sin combustible y miles de personas llegando tarde a su trabajo.

A veces, y no por vivir en una isla pues le suele pasar también a los continentales, solo percibimos lo que ven nuestros ojos, como si viviéramos y nos moviéramos en una pequeña ínsula, rodeada de unos buenos arrecifes frente a los cuales ninguna ola pudiera desgastar.

El mundo es de todos y lo formamos todos, como lo son los derechos humanos, el futuro y hasta el aire que respiramos. De todos, sin diferencias de primeras y segundas clases, sin diferencias por el lugar de nacimiento, independiente a que hayamos sido declarados parajes privilegiados o reservas de la biosfera. Todo ello nos dará mayor responsabilidad para que a nadie se le impida respirar. A alguien le escuché hace poco que nadie puede elegir donde nace, pero que sí puede elegir su futuro. Y todos podemos aprender unos de otros, porque todos nos necesitamos y somos necesarios para que el mundo pueda seguir dando vueltas o corriendo en línea recta, pero siempre hacia delante, nunca dando marcha atrás sino solamente para tomar impulso.