sábado, 14 de febrero de 2009

Esperando por ti







Se coloca el sol en la fina línea oeste. Pinta en dorado las paredes de casa con rayos que traspasan las aferradas persianas, dejando ver medio salón entre luz y sombra. El horno alborota los aromas de anis que se evapora, saborizando una tarta que hago para tí. Masa que crece en los límites de un recipiente en forma de rosca. Música de fondo sonando desde el pequeño aparato de discos sobre la barra y parece que la voz de Lluis Llach con su letra catalana entre música de piano, la vuelve pletórica, se motiva para ser el mejor de los postres que quiero regalarte como bienvenida.

Las flores te presienten, pero fueron prudentes cuando les llevé un poco de rocío y han sabido callar su curiosidad para no inquietarme, pues eternas me habrían sido las horas de la mañana a la noche cuando te estoy esperando. Dos alcatraces regalan su encanto y reposan ya en el florero transparente para que notes la claridad del agua nueva que las mantiene vivas hasta que las veas.

Todos han tomado sus puestos. Ansiosos quieren saberse naturales y ocultar la alegría desbordante que nos trae tu regreso. El viento ha prometido despeinar solo un poco tus cabellos y traerte aromas de naranjos del huerto cercano. Nuestro perro balancea su cola y sabrá que has llegado mucho antes que yo. El sillón se ha tornado más mullido y cómodo y las columnas de tus lecturas siguen apiladas entre la mesita y el mando del televisor. "La ladrona de libros " te reserva todavía cien páginas antes de que conozcas su final.

Reconocerás debajo de mi perfume nuevo, esta piel que te ha esperado y lo haría por siempre. También cinco centrimetros más de negro cabello que roza ahora mis hombros y camina hacia la espalda y mis manos impacientes por tatuarse en tus dedos.

Sigue nuestro " amor particular " sonando en la cocina y la rosca de anis está en su punto. Música y aromas, sueños y realidades. Todavía me pregunto si al llegar la noche no inundaré la habitación con mil lágrimas y volveré a sentirme la Penélope de Serrat. Sin embargo te doy voto de confianza y dejo iluminar nuestro espacio con la lámpara que difumina su luz ténue. Luz de certeza.

No podremos mirar desde aquí la ciudad, pero si el cielo que abre el telón, asomando a las estrellas que esta noche veremos acompañados y te llenarás de los detalles que he dispuesto para darte la bienvenida, abrigarte en tu regreso a casa.
Y ahora la inquietud de nuestro perro sabe que estás dando vuelta a la esquina y yo ... ya estoy lista, te estoy esperando.

Tere García Ahued.