miércoles, 12 de diciembre de 2012

“Epístola de Despedida”




 
Es la hora de la despedida, que mas se puede decir,
mi cabeza mi corazón, toda el alma
se desgarra en un profundo dolor…
Debo partir alejarme de ti, el aroma de tu piel
me lastima, el sonido de tu voz me hiere,
tu inquisitiva mirada me esclaviza,

Se que tu y yo, no quisimos que esta historia
terminara, como termino…
Yo pude dar mas, es verdad, tú pudiste dar más,
es algo que me permito dudar,
el amor no es una prenda de vestir, que usamos
de vez en cuando, ni tampoco una joya que se luce
a los amigos, a la familia, al mundo.
El amor,
no es un premio, ni un logro del cual presumir…


Entre los dos la soledad es muy grande,
somos como mudos, tratando de comunicarnos
en un mundo que no nos comprende,
que no sabe que decimos y no imagina que sentimos.
Entre los dos solo hay soledad,
las caricias que en las noches fueron sublime pasión
hoy son el burdo intento de un pintor,
que con sus toscas manos,
destruye lo que un día fue su creación.

Es hora de partir, aunque el corazón,
se desgarra en la partida.
Es hora de seguir el camino,
lagrimas asoman en esta despedida,
apuremos el paso, abre tus alas,
eres un ave de altas cumbres, emprende el vuelo.

Yo me conformo con volver a ser libre,
traspasar los muros que tu amor impuso.
Buscar en los campos, una planicie tranquila
donde cobijar tu ausencia
o tal vez andar por la senda del camino costero,
hasta llegar a la orilla de una playa melancólica
para ocultar entre las rocas, los restos de nuestro amor
y dejar a la deriva en el fondo de una botella
lo que queda de mi corazón…