A veces ocurren los milagros,
cuando caía en el abismo y
perdía la razón, de saber que era la vida.
Sin salvación, ni redención.
Fuiste una flor en el desierto,
la alegría que trajo luz
a mis ojos ya gastados.
Pasaste por mi vida,
como un sueño, mujer
de carne y hueso
llenando el vacío que dejo su fantasía,
mientras el fuego consumía
el hielo oculto de mi pasión.
Que difícil es decir, cuanto se puede amar
es más difícil saber,
cuanto durara en la eternidad.
Tu nombre grabado llevo en el pecho,
complicada condición la humana,
cuando se puede ser feliz a manos llenas,
se elije la nada que nos deja la soledad.
Tu sonrisa, es el faro que ilumina
las tinieblas de mi proceder.
Mi indispensable amor,
la única opción para vivir,
ilimitada elección cuando se debe morir.
No es posible amarte de esta manera,
como fue que me amaste, con tanta pasión.
Tú voz desbordo mis palabras,
tú mirada desdudo mis sentidos,
desnuda quedo mi alma
ahora que no estas conmigo.
El saber que ya no hay salida
y hoy mi único camino,
es aceptar que te he perdido.
Devastador sentimiento,
el darme cuenta,
a que nos hemos condenado,
ya no hay salida
yo aun te amo y tú ya me has olvidado.
