viernes, 4 de julio de 2008

Flores secas con historia



Imposible colocar más flores, este libro ya no puede conservar a tantas. Cada una le fue regalada con un motivo y ella lo eterniza entre ya rugosas páginas. Lecturas de infancia que hoy se vuelven resguardo de pétalos y pequeñas ramas. Se enriquecen de colores unas a otras por la superposición con que les coloca. Bellezas naturales que pierden figura y se tornan planas. Cofre de tesoros que resguarda sus secretos. Entre flores, pergaminos con poemas y acuarelas puede reseñar a quién amó. La historia de su vida en ciento trece páginas, la reserva para sí misma en sus tardes de recuerdos.

Los días y años pasan, pero se le nota más bella que nunca. Parte cada mañana hacia la plaza con esperanza de hallar una nueva ilusión. Imagina historias de encuentros especiales, choque de hombros mientras cae la bolsa con el pan del desayuno y amable caballero que se disculpa y presenta.

Ella es así, esto la mantiene viva y con la mente inquieta mientras lo espera. No sabe quién ni cómo es, pero se prepara cada día cual si fuera fiesta. Cree en las casualidades y apuesta con su femeneidad a conseguirlo.

Insiste, pues necesita colocar una flor regalada de nuevo en su libro. Añora tras tantas de ellas quebradizas por el tiempo presas entre páginas, poner aquella que le diga que otra vez tiene inquilino su corazón.

Entonces sale temprano a la plaza. Esta vez decide con cuál hombro accidentalmente habrá de chocar. Encuentro del destino al que ya le puso figura y forma.

Tere García Ahued.