lunes, 23 de febrero de 2009

Alimentos crudos y mezcla compleja

Como es sabido, la base de la mayor parte de las ensaladas son productos vegetales. La forma tradicional más frecuente incluye lechuga, tomate, cebolla, aceite, sal y vinagre. Sin embargo, hoy en día las mezclas que se realizan dependen de la imaginación del cocinero o cocinera. Por ello, es frecuente el empleo de arroz, legumbres o pasta fríos, mezclados con pescado o con carne.
En las ensaladas vegetales confeccionadas al modo tradicional, aderezadas con abundante vinagre, se consigue un cierto grado de seguridad. Sobre todo si tenemos en cuenta que al ser sencillas de preparar, se suelen elaborar al momento y se sirven a los comensales de forma inmediata. La consecuencia es que este tipo de ensaladas, aún cuando puedan estar contaminadas, no han tenido el tiempo suficiente para que los microorganismos proliferen, con lo que no se suele asociar su elaboración con la presencia de infecciones o intoxicaciones masivas.
Otra cosa es lo que sucede con las ensaladas, digámoslo así, complicadas, muy mezcladas con alimentos de diferentes orígenes que van a aportar una gran cantidad de nutrientes pero que, al mismo tiempo, permitirán la proliferación de una gran variedad de microorganismos. Cuando el grado de complejidad aumenta, se incrementa al mismo ritmo el nivel de manipulación. Esto significa que contaminamos más el producto. Como se requiere tiempo para su elaboración, se preparan con tiempo antes del consumo, lo que implica que facilitamos el crecimiento de bacterias con el consiguiente peligro para los comensales.