Por inciativa de la profesora de los niveles segundo y tercero se programó para el pasado lunes un taller para la construcción de títeres.
Para permitir que todos los niños y niñas de la sede tuvieran la oportunidad de compartir la experiencia, lo hicimos extensivo a todos los niveles.
Previamente se sugirió una lista de materiales para conseguir.
La idea fue construir los muñecos a partir de elementos reciclables.
De tal forma que para este fin objetos como envases plásticos de gaseosas, jugos, aceites, talcos medicinales y otros, tapas, botones, cajas pequeñas de cartón, hilos, lanas, semillas, piedras resultaron precisos.
Como antesala una pequeña representación en improvisación de los profesores, algunas explicaciones muy sencillas sobre qué es el títere y sus posibilidades de uso, estructura del muñeco y clases más usuales.
Luego: manos a la obra.
Los docentes nos encargamos de orientar a partir de instrucciones sencillas el trabajo que tenía la guía del muñeco que cada uno de nosotros elaborábamos.
Al final: gatos, gatas, marcianos, astronautas, ancianos, niños, indios, árboles, mariposas y un conjunto amplio de seres reales o imaginarios pasaron a convertirse en los nuevos habitantes de las aulas de clase.
En la parte final del taller algunos estudiantes se arriesgaron en el inicio de la manipulación y como producto de esta experiencia varios niños y niñas se apropiaron del teatrino que habían traído las maestras en formación de la ENSP y representaron pequeñas muestras donde cobraron vida los personajes por ellos concebidos, diseñados y puestos en escena.
Muchos de los niños a quienes les reconocemos por asomos de timidez o falta de dinamismo en cuanto a su participación en las clases, fueron los primeros y más decididos a socializar su obra.
Por este ejercicio puedo concluir algo que viene haciendo carrera en el mundo de la pedagogía de tiempo atrás: el teatro, y en este caso específico los títeres, son una excelente herramienta a la hora de asumir procesos de enseñanza y aprendizaje.