Son demasiados los enigmas,
que pesan en el conocer
y se ocultan al corazón
a nuestra propia pequeñez.
Ante el gigante cosmos
y el inmutable silencio,
que va cubriendo el conocimiento,
como la muerte cubre la vida
en algún momento
de nuestra existencia efímera,
reflejada en los números calendarios
de un tiempo secuencial
que no tiene razón.
El tiempo no es solo la proyección cósmica
es el momento de nuestra existencia
de nuestra diversidad,
de nuestra cualidades,
de los ciclos de nuestra espiritualidad.
Bendito destello, los misterios
de la tierra y el cielo,
que de tiempo en tiempo,
vuelven tras nuestros pasos,
en los ciclos infinitos
del conocimiento eterno.
Humillando al agresor,
confundiendo al necio
y acaricia con una sonrisa amorosa,
Al explorador de sus secretos.
Como un premio merecido
A aquel que frente a la duda
y lo establecido
antepuso el escudo de sus sueños
y la espada de su imaginación.
Abriendo las puertas de sus misterios,
propios y ajenos
dejando la pesada carga de la historia,
de lo correcto, de la manipulación emocional
de aquellas hechiceras, que hicieron del sistema
su mejor escuela
esclavizando nuestro pensar.
Al fin llegara el momento
en un segundo de vida
o un segundo de mi muerte
que un grafiti,
en los muros del alma,
me recuerde mi condición
de eterno explorador,
de humilde vasallo,
que se arrodilla a tus pies
Señora de la creación,
Madre de mi perfección…