viernes, 16 de julio de 2010

"Héroe" Capitulo 1

La niña, el protector del mundo y el secreto de la Diorita

El cielo se matizaba entre las nubes grises y los pequeños rayos de sol, que escurrían a media tarde, la playa estaba casi vacía, un par de familias eran el único paisaje de un típico atardecer de abril, el aire refrescaba suavemente y el roció del mar aromatizaba con el perfume de la vida marina…
Ximena no vallas a jugar muy lejos mantente por aquí cerca, donde mis ojos te vean – sentencio la madre mientras leía un libro, en la escalinata de la amplia terraza que daba a la playa –
Ximena gozaba esas tardes en la casa de sus abuelos, la terraza que daba a la playa, era un mundo ilimitado de juegos, donde el tiempo solía pasar casi desapercibido…
Aunque la niña, se había mantenido alejada por unos años de la playa, por una delicada enfermedad, su madre pensaba que volver a ese lugar por unos días seria bueno para reanimarla y ayudaría en su lenta pero estable mejoría.
Ximena se adentro en las costas como era su costumbre, la ultima vez que había recorrido estos parajes tenia diez años y ante sus ojos parecía que el mundo se había detenido, salvo el tumulto de la estación veraniega, que se silenciaba con la frescura otoñal de la playa, todo lo demás estaba ahí, su decaído animo mejoraba ostensiblemente con el aire marino y el paisaje.
Distraída por el danzar de las gaviotas, en los grises cielos, se fue alejando mas halla de donde su madre la podía ver y ésta a su vez distraída en la lectura, no se percataba de que la niña ya no estaba a su vista…
Pudieron haber sido un par de horas quizás, nadie sabe cuanto tiempo paso.
De pronto sin saber de donde y como, un joven se abalanzo sobre ella, tomo su mano y la jalo, haciéndola girar sobre sus talones.
Cuidado, debemos ocultarnos, los samurag vienen por ti – le dijo el joven con voz fuerte –
¿Qué? ¿De que estas hablando? – Siguió sus pasos desconcertada, no tenía la mínima idea de que trataba todo y por un momento se sintió asustada –
Ven ocultémonos aquí – le dijo parapetándose detrás de una gran roca, mientras esgrimía su arma tratando de hacer blanco en uno de los imponentes samurag, que amenazantes rodeaban el bastión –
¿Qué haces? – pregunto ella, ahora mas desconcertada que asustada –
Te protejo, ellos te quieren llevar, yo te protegeré, llevo años en esto y aunque no lo creas ellos me temen.
¿Quién? – volvió a preguntar –
Los samurag, acaso no te has dado cuenta, estuvieron a un pelo de atraparte – replico él –
Ximena levanto su cabeza sobre el bastión a orillas de la playa, sus grandes ojos inspeccionaron cada rincón disponible a su mirada, el paisaje no había cambiado mucho las argéntea seguían danzando en el cielo, el mar inmenso se agitaba lentamente sobre la costa, unos cangrejos recorrían los roqueríos y unas cuantas gaviotas grises de alas negras rodeaban la playa cerca de la roca, que les servia de escondite, volvio a sentarce en la arena lo miro fijamente y con voz escéptica le dijo


No se que te ocurre, pero ahí no hay ningún peligro, las gaviotas y los cangrejos nunca le hacen daño a la gente, al contrario estoy segura que ellos nos tienen mas miedo a nosotros que nosotros a ellos.
Como que no hay nada – replico el muchacho, desconcertado por lo que acababa de escuchar –

Lentamente fue levantando su cabeza sobre la saliente de la roca, abrió los ojos muy bien, para el ese era un campo de batalla y había que estar muy alerta el enemigo siempre estaba preparado para cualquier descuido y eso lo haría vulnerable a su ataque.
Cuando ya pudo vislumbrar el paisaje con claridad, lo que el vio, no era siquiera remotamente a lo que Ximena le comento. Un escuadrón de vigías volaba sigilosamente la costa escudriñando cada rincón en las rocas y bajo las aguas, los sumarag agazapados en la arena avanzaban con sus armas listas apara disparar al menor movimiento y lo único que haría de su tarde un dolor de cabezas junto a los escuadrones de ataque se unían un batallón de saviaj sajor, la elite de combate del imperio de luzaram los conquistadores de la galaxia, la visión lo dejo perplejo pensativo por unos segundos, no se dio cuenta que era observado detenidamente por revlis, el jefe del escuadrón.
Se sentó lentamente en la arena para no llamar la atención de los escuadrones vigías, respiro profundo, miro a su compañera a los ojos y con inquietante duda pregunto.
¿Estas segura que no has visto nada peligroso?
Ximena abrió sus grandes ojos, apretó sus labios y con un seguro movimiento de su cabeza sentencio la negativa.
Debes estar loca – replico él –
La niña se aprestaba a responder su comentario, cuando un ruido terrible y ensordecedor la asusto, salto atrás como movimiento reflejo de protección, sentada sobre la arena y apoyada en sus brazos, trato de encontrar el origen de aquel aterrador sonido. El muchacho no necesitaba mayor explicación, nos están atacando, tomo posición de combate tras la roca con su arma electromagnética apunto e hizo fuego sobre las posiciones enemigas. Se movió con la velocidad del rayo se inclino sobre Ximena, la toma de la mano y le dijo:
Ven conmigo, debemos ocultarnos aquí no estamos seguros.
Los dos salieron corriendo en busca de un mejor lugar para esconderse, cada ciertos pasos el muchacho daba vuelta y disparaba su arma contra los enemigos, en pocos minutos se perdieron tras las rocas que cubrían la costa, mientras el mar azotaba, un viejo tambor de aceite industrial, con furia inusitada sobre la dura y filosa costa.
Aquí estaremos a salvo, no se atreverán a venir a este territorio ellos temen a los sotibol ram – le dijo el con mucha seguridad –
¿Sotibol ram? – pregunto ella, definitivamente desconcertada por la situación y por aquel extraño muchacho –
Si ellos son los grandes guardianes de diorita, los sumarag no se acercan a su territorio.
¿Diorita, que es? - pregunto ella interesada –
Diorita es la piedra original, la piedra por al que fue construido nuestro mundo, hace millones de años un grupo de navegantes de una galaxia vecina se aventuraron mas allá de sus fronteras y llegaron a nuestra galaxia cruzaron toda la vía Láctea hasta su borde y al encontrar una zona muy desolada decidieron darle vida y lanzaron miles de piedras de partícula característica, una de ellas fue diorita, la piedra con que se creo nuestro planeta y dio origen a toda la vida. Los samurag son enviados por un emperador maligno que desea adueñarse de la piedra inicial y por eso han enviado a los sotibol ram, para protegerla mientras las fuerzas de la federación galáctica llegan a nuestro planeta.


Pasaron largas horas, entre escondiéndose de los enemigos y de historias que le narraban los orígenes de la tierra, el muchacho saco de un pequeño morral unas naranjas y un trozo de pan, lentamente pelo la naranja y corto u trozo de pan para Ximena, tomo una servilleta y le ofreció con gentileza, ella no dudo en aceptar ya la primera impresión de susto y desconcierto había dado paso a la cordialidad y simpatía, en todo el tiempo que llevaba en la ciudad nunca había conocido o tenido un amigo que fuera como aquel niño, era extraño ciertamente eso de ver samurag, sotibol ram, de una ataque espacial, la diorita y navegantes de otras galaxias, no era fácil de creer y entender, pero estaba segura que estaba bien a su lado, alguien que protege una piedra que da vida, no seria capaz de hacerle daño, acepto la comida de buena gana y siguió escuchando la historia increíble que el contaba…
La tarde avanzo muy de prisa, las nubes grises, fueron tomando un tono de oscuridad, los niños inmersos en su conversación, no lograron percatarse del cambio del viento costero, que anunciaba tormenta, ellos estaban viviendo otro mundo, otro tiempo en una galaxia lejana…
Súbitamente la fuerza del mar se hizo notar, una gran hola cubrió las rocas llegando casi a los pies de los niños, Ximena abrió sus grandes ojos y observo como el mar tenia rodeadas las rocas, desde el pequeño promontorio hasta el gran peñón solo quedaba un pequeño pasadizo que por el accionar del océano, seguramente no resistiría mucho tiempo…