viernes, 16 de julio de 2010

"Héroe" Capitulo 2

La princesa de las rocas, el ataque final y el niño.

Él la tomo de la mano, ágilmente trepo las rocas a su costado, ella lo siguió sin dudar, no había reparado en lo avanzada que estaba la tarde y como el clima costero se volvía un temporal. ¿Su madre estaría preocupada? Su madre, las medicinas, en ese momento recién reflexionaba sobre la situación, lo extraño era que hubiera transcurrido toda la tarde y no tuviera síntoma alguno, generalmente después de unas tres o cuatro horas los medicamentos la abatían y debía recurrir a una siesta obligada, pero esa tarde eso no ocurrió, de alguna manera esa tarde estaba siendo especial…
Subieron entre las rocas hasta llegar a los contornos de un gran peñón.
Son ellos nos han de haber escuchado, nos han vigilado toda la tarde y están usando el viento y las nubes para capturarnos. – le decía el muchacho mientras subía el pequeño escarpado que separa la costa rocosa del gran peñón -
Cuidado, los samurag vienen contra nosotros, debemos protegernos. – le grito mientras apuntaba su rifle electromagnético al horizonte –
No puedo subir, vas muy de prisa y no tengo tantas fuerzas – exclama Ximena, extenuada por la tarea, aunque complacida de que aquel muchacho no hubiera reparado en su delicada salud –
No te preocupes, yo te protegeré – le respondió con cariño, retrocedió unos metros más abajo apegándose a su lado, mientras disparaba su arma contra los sumarag –
Ximena lo observo con desconcierto, una sonrisa se dibujo en su cara, por un momento deseo ver lo que él veía, por un instante aunque su vida dependiera de eso, deseo entrar en el juego, en aquel maravilloso mundo que le conto toda la tarde –
Los niños lograban conquistar, una altura mas del gran peñón, Ximena con gran esfuerzo y muy agotada llegaba primero al estrecho sendero, que subía por el filo del peñón, aunque su esfuerzo mayor era no demostrar su agobio y agitación, su compañero de viaje le merecía ese sacrificio, ya lo llamaba el protector del mundo, el muchacho que se encontraba metros más abajo, la observaba con orgullo, por haberla ayudado en tan temeraria tarea, sabía que era difícil escalar esa cara del peñón, ya en el pasado había tenido compañeros de cruzada, mas fuertes mas agiles y de apariencia más saludable que habían abandonado la misión, por encontrarla peligrosa y extenuantes, pero ella lo logro, sin pedir más ayuda de la que necesitaba, era valerosa y tenas pensó. Acto seguido alzo su rifle a los cielos y grito samurag la princesa de las rocas a regresado a su castillo, teman a su poder y su valor.
Ximena lo observo desde la altura, rio con ganas con alegría con sinceridad, como hacía mucho tiempo no reía, quien era ese niño algo extraño, llamándola princesa de las rocas, agitando un viejo tubo de bronce, corroído por el tiempo y el aire marino, estaría en un sueño o es que en realidad en el mundo existían niños así, libres, espontáneos, llenos de imaginación y de sincera lealtad, amistad a toda prueba y amor natural por la vida, ella que en más de alguna ocasión había deseado no seguir más en la lucha, ahora estaba frente a un mundo nuevo que no veía, que no dimensionaba, pero que sentía latir a su alrededor…

Al llegar arriba el muchacho reparo, que la situación era más complicada de lo que imagino en primer momento, los samurag estaban moviendo toda la fuerza disponible para destruir a la princesa, el mar ya llegaba cerca del primer nivel del escarpado, el pequeño camino que vieron en un principio ya estaba totalmente cubierto por las aguas. Los gaviotines volaban buscando protegerse del fuerte viento y de la amenazante sombra de lluvia que protegida entre las negras nubes de la costa, llegaría inevitablemente, el mar rugía como un animal enfurecido, el viento tocaba sus trompetas de guerra y a lo lejos los truenos y relámpagos era destellos de las poderosas armas que luzaram estaba dispuesto a usar para capturar a la princesa de las rocas.
Debo regresar a casa, mis padres deben estar preocupados por mí. – dijo la niña asustada –
En la ciudad no se veía eso, quizás a la llegada del invierno un poco de viento y algo de lluvia, pero siempre la urbe era buen resguardo para las inclemencias del clima, en cambio desde ese peñón, todo era más espectacular, impactante, intimidador y atemorizante, el mundo era distinto desde ahí.
No princesa regresar a su mundo esta noche será muy peligroso, las fuerzas de luzaram y los sumarag nos vigilan, hay que hacer el recorrido del tiempo, para protegernos por esta noche, ya mañana podrá regresar - le explico la situación con mucha paciencia, inclino la cabeza y tomo rumbo por el estrecho camino de piedra –
Espera, es que tu no entiendes, yo debo regresar, mis padres se preocuparan, es necesario que regrese, no puedo pasar la noche lejos de casa, deben cuidarme – le indico atemorizada por las pocas opciones que habían, de hacer su voluntad –
Créame princesa, que si yo pudiera hacer un solo tiro, que derrotara a las fuerzas de luzaram ya lo habría hecho, pero ellos son poderosos y es mejor buscar un refugio donde ellos no puedan llegar.
No se preocupe princesa yo la protegeré, para que usted pueda llegar sana y salva a su mundo, le prometo que mañana regresara a su reino.
Tomo su mano con mucha delicadeza, ella sintió su fortaleza y eso le dio confianza, a paso lento pero con plena seguridad siguieron rumbo a la cima buscando la entrada de una cueva que se vislumbraba metros más arriba.
¡Ximena! ¡Ximena!, gritaba sus padres en medio de la tormenta, aunque todo seria estéril la furia del temporal, se llevaba sus llamados silenciando sus gargantas, todo parecía inútil.
Estaban cerca de la playa el mar ya había tomado una decena de metros más allá de lo normal, dos vehículos se fueron acercando, uno de la policía local y otro del servicio de rescate, cuando estuvieron lo suficientemente cerca detuvieron sus motores.
Un hombre de edad bajo esforzadamente del vehículo policial y dos más jóvenes de la camioneta de rescate.

La mujer se dirigió con gran rapidez al policía, sus nervios estaban al límite, el estado de salud de su hija, la tormenta y el hecho que la niña no conocía la zona la hacían temer la peor de las desgracias.
Sargento López, debe ayudarnos, es mi hija se ha perdido, salió de casa a las cuatro de la tarde y cuando comenzó a cambiar el clima la fuimos a buscar, pero no la encontramos por ninguna parte. – Le indicaba resumidamente la situación, dentro del caos que la dominaba –
Señora Loreto, estamos haciendo todo lo posible por encontrar a su hija, hemos pedido un helicóptero a la ciudad, pero esta noche es imposible, se ha desatado una tormenta como nunca antes y los equipos con los que contamos no son suficiente, también hay pescadores que están atrapados en la tormenta y no podemos llegar a ellos, por lo que usted me comento al teléfono, todo indica que su hija se dirigió al peñón del duende y esa zona es casi inexpugnable en esta situación, lo siento señora. Pero debemos esperar que la tormenta amaine.
Pero mi hija está enferma si no toma sus medicamentos su salud se complica y puede ser tarde para mañana, ¿Debe haber algo que hacer?
No terminaba de hablar cuando súbitamente otro vehículo se acerco por el lado sur de la playa, detuvo su motor junto al grupo y un hombre anciano de aspecto muy saludable y buena forma física bajo de él.
Omar, Wilson no ha regresado a casa – fue lo único que dijo –
El policía le miro con desconcierto, es lo único que necesitaba una noche como esta, dos niños perdidos – pensó en voz alta –
¿Quién es Wilson? – pregunto la mujer –
Señora Loreto él es Roberto Cárcamo, dueño de la posada y abuelo de Wilson.
Mucho gusto señor, ¿Su nieto también está perdido?
Es difícil decir si Wilson esta perdido señora, nadie conoce mejor estos lugares que él, los ha recorrido desde muy niño y no tengo recuerdo que alguna vez le hubiera pasado algo grave, pero esta noche esta tormenta me ha preocupado, anduve por ahí buscándolo, pero no he logrado nada, creo que debe haber quedado atrapado en el peñón del duende.
¿Qué es el peñón del duende?
Esa roca gigantesca que ve a metros de la playa, la gente la llamo a si en honor a Wilson, sus padres eran pescadores locales y cuando el niño tubo edad suficiente, digamos unos cuatro o cinco años ellos se adentraban en la mar y lo dejaban jugando en la gran roca por algunas horas luego regresaban y volvían a casa, un día nunca más volvieron y el niño quedo ahí, hasta que otros pescadores lo encontraron, yo decidí cuidarlo estimaba mucho a sus padres y con Wilson es fácil encariñarse el es un niño muy especial, el siempre a jugado en esa roca esperando quizás que sus padres algún día regresen por él, por eso la gente le puso el peñón del duende, porque ese duende le dio vida a esa roca y ellos siempre se llaman.

¿Pero hoy no ha regresado?
Señora le diré algo si su hija está perdida en el peñón del duende, lo mejor que podría ocurrir una noche como esta es que este con Wilson, el sabrá cuidarla y le aseguro que cuando la tormenta pase, ella regresara a casa, a veces señora, más que preocuparnos por nuestros seres queridos es necesario que podamos tener la fuerza de transmitirles buena energía en los momentos más duros, de dejarlos enfrentar la vida y que ellos mismos aprendan de ella, esta noche no podemos hacer nada los elementos son más poderosos, pero si podemos transmitirles fuerza para que estén sanos y salvo, le aseguro que Wilson y su hija llegaran mañana.

Ximena no percibía cuantos minutos u horas había caminado dentro de aquella cueva que parecía no tener fin, aunque una extraña materia fluorescente iluminaba tenuemente la ruta, esta se iba haciendo cada vez más débil, le pareció que la luz se debilitaba junto con sus fuerzas durante el día nunca había sentido el agobio de su estado de salud pero ya el día había avanzado suficiente y en estas horas de transito por la infinita cueva lo comenzaba a sentir, aunque algo la impulsaba a seguir, quizás la fuerza y determinación de su protector que lentamente iba a su lado.
De pronto el débil hilo de luz se termino y dio paso a la más absoluta oscuridad, ¡Wilson! – le llamo atemorizada.-
Tranquila princesa – le dijo tomando nuevamente su mano con suavidad.-
No se preocupe, ya estamos a poco de llegar, este es el último paso por el túnel del tiempo, ves allá al fondo esa luz, estamos llegando, solo falta un pequeño esfuerzo.
Ximena se tranquilizo, necesitaba descansar, sintió que sus fuerzas ya no daban mas, pero no sería débil, después de tanto tiempo desde que estaba enferma alguien daba fe de sus fuerza y capacidad, necesitaba llegar a la luz, lo deseaba por ella y por su protector no le quería decepcionar.
El esfuerzo fue coronado, Ximena ya extenuada, cruzo el portal del tiempo apoya en los hombros de Wilson, el no emitía palabra alguna siquiera un solo comentario de esfuerzo o agobio, parecía que llevarla hasta ahí era su destino, la razón de vivir, que el cumplía silenciosa y gustosamente.
Una vez más como había sido durante la tarde Ximena abrió sus grandes ojos ante el asombro de lo que veía, algo estaba pasando, en el instante que cruzo el portal del tiempo la energía volvió a ella, ya no se sentía enferma y el paisaje que observaba superaba los limites de cualquier sueño, será que su condición de niña de ciudad nunca le habría permitido ver tan maravilloso paisaje, ya no solo era una tarde especial, ahora la noche estaba haciendo de este momento el momento más bello que jamás recordaría.
Estaban unos veinte a treinta metros sobre el mar, a la salida de la cueva un pequeño sendero serpenteaba hacia el mar, una playa de arenas doradas resplandecía bajo una luna espectacularmente brillante como la más fina de las joyas de plata, el mar azul eléctrico brillaba y se mecía calmadamente bajo la vigilante luna, en un roquerió cercano una manada de elefantes marinos dormitaba, nadaba comía y jugueteaba en la maravillosa noche iluminada por un conjunto de estrellas que se fijaban a la bóveda astral como faroles resplandecientes de luz y colorido, la brisa era suave y el aire tibio, todo era calma paz y energía.

¡Sotibol ram! ¡Sotibol ram! – grito el niño. A la vez que emitía un extraño ruido –
Los gritos del muchacho llamaron la atención del más grande de todos los elefantes marinos, este alzo su cabeza, agitando tu pronunciada melena dorada, la imponente bestia respondió a los gritos de niño con fuertes sonidos, Ximena creyó entender claramente como el animal daba la bienvenida a Wilson, esto no debe estar pasando pensó, como no me di cuenta antes, debo estar en un sueño, seguramente me dormí la siesta y se me ha pasado la hora, pero si no es un sueño…