jueves, 1 de julio de 2010

"La muerte de un infame"

Te quiero por lo que eres,

imprecisa como toda mujer.

De carácter hostil y perfume

de pasión.

No eres roza de jardín alguno

y en cada poro del cuerpo,

el perfume de pétalos asoma.

En tu sombra queda el aroma,

tras tu aroma van mis besos…



Tus ojos son reflejos,

bajo la luna nueva,

cuando la neblina se disipa.

De tu cuerpo, brotan húmedos deseos,

en el roció de la madrugada,

tú pelo es como la yerba

que crece entre mis dedos…



Tal vez en algún futuro olvidado,

me encuentre entre tus brazos,

entre las sombras de tu cuarto,

en los sueños de tus placeres.

Soy la estela de tus caricias,

una nota, en tu melódica sonrisa.

Un fantasma de oscura sombra,

que sin querer tus ojos

atrapan en su memoria…



Quizás recuerdes lo que te decía,

cuando en largas horas,

te hablaba de la vida.

Quizás recuerde tu rostro,

Quieto y pausado,

queriendo descifrar tanto misterio.

El cuerpo se rinde, la mente duerme

Y la noche, se marcha sin respuesta…



Y al despertar por la mañana,

seré una lágrima, salada y seca.

Un suspiro, que fue lamento,

un despojo de amor,

sepultado por el tiempo.

Pero eso será mañana,

Hoy, estoy entre tus brazos,

adherido a tu cintura,

no hay lagrimas solo risas

el amor de hoy que gran tesoro…



Un te amo bastaba,

la eternidad no existe

y el tiempo pasa.

Se nos fue un momento

de amor perfecto,

entre tanto caos desatado.

Ya es hora que me valla

y es mejor que tú te vallas,

recoge el arco del infame,

yo limpiare su sangre

y que un alma bondadosa,

de a Cupido sepultura piadosa…