martes, 15 de julio de 2014

“Un Día y para Siempre”

 
Desperté una mañana
y nada recordaba de la noche pasada,
a veces se me pasan las botellas,
me da vuelta la cabeza,
rodando sobre la almohada
y toco su cabeza, es una de esas mañanas…

Quien lo diría a esta altura de mi vida,
el muchacho tímido de ayer
se ha vuelto un galán de madrugada,
pero nada es perfecto.
Fue ayer cuando la bese
y ahora es mañana,
pasa rápido el tiempo, como el sol
va de la montaña a la playa…

Ella se va sin decir palabras,
comentarios en una página,
y viajo atrás en el tiempo
un amor que recordaba…

 

Yo la ame como a nadie
fue una pasión de total locura,
con decir que ella, nunca me miraba.
Tenía linda sonrisa,
y su voz melodiosa,
rítmico andar; sus zapatos
que envidiaba, porque a sus pies
quería estar…

Es verdad no lo niego
más de una vez la desnudaba
con la mirada,
mas en mirar no hay engaño
si cada día le desnudaba el alma…

Y llego la hora maldita
esa que acostumbraba
de huir a media noche
o cuando asomaba el alba.
Y me fui sin decir nada
y volví sin nada que decir.
Pensaba abordarla un día
y decirle cuanto la amaba,
pero ya otros brazos
la abrazaban…

 


Y seguí mi camino
en esto que llaman vida,
como sigue el sufrimiento
en la ruta del olvido.
Un amigo me dijo un día
es mejor olvidarla
deja su sonrisa endemoniada
y su voz que te encanta,
archiva todo su recuerdo en el tiempo del olvido.

Y sin saber razón después de tantos años
recordé una fabula de niño,
cuando aun jugaba al borde del peligro
y esa herida mortal me hice sin saber.
No le dije a nadie
y la deje sanar, por si sola en soledad.

Pasaron los días,
semanas y años
y aprendí que el tiempo
cierra toda herida
y calma el dolor,
pero al volver la mirada
la cicatriz ahí estaba.

 

 Aun con el paso de los años
duele uno que otro invierno
y quema los veranos.
No se puede olvidar lo imaginado,
los sueños galopan por la sangre...

Si cuando joven hubiera arriesgado
lo que arriesgo como anciano,
llevaría en mi boca el sabor de sus labios.,
nunca diría te necesito
porque te llevaría conmigo.
Pero esa necesidad que tengo
de ser un cobarde
y no decir nunca cuanto te amo,
como otros tantos te han amado.
La única diferencia entre esos otros y yo,
es que ellos te han amado un momento
y yo te ame un día y para siempre