miércoles, 21 de mayo de 2008

Soberanía alimentaria




Por: archipielagonoticias.com
19 05 08

Escrito por Enrique del Val Blanco en eluniversal.com.
El autor es analista político y economista.

Ahora resulta que los organismos internacionales, como el Banco Mundial (BM), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Organización Mundial de Comercio (OMC), están preocupadísimos por la crisis producto del aumento de precios de los alimentos y del cambio en los patrones de consumo.

El sistema de producción y abasto de alimentos actual tiene entre sus principales promotores a esos organismos y a Estados Unidos, que apoya a sus grandes conglomerados agrícolas, como las empresas Cargill y Monsanto, entre otras. Como bien definió el señor Jean Ziegler, relator especial de la Organización de las Naciones Unidas para el Derecho a la Alimentación: “Tenemos una red de comerciantes, especuladores y bandidos financieros que han construido este mundo salvaje, de horror y desigualdad”.

La pregunta que surge es: ¿dónde estaban los expertos, que no previeron lo que era lógico que ocurriera? Era imposible que el mundo continuara con la irresponsabilidad que supuestamente de pronto apareció —lo que por supuesto es falso—. Las consecuencias económicas y sobre todo políticas en la materia eran obvias. Ahora estamos frente a una gran crisis cuya salida no se ve por el momento.

La ONU ha creado una gran comisión pero la crisis ya está sobre las mesas de millones de personas en el mundo. Y nuevamente los que la sufrirán más serán los pobres y otros millones más que pasarán a ser pobres por el costo de los alimentos.

Todos los días conocemos un nuevo aumento de precios en los granos básicos que consume el mundo; asimismo, nos enteramos de cifras récord en el precio del petróleo, que también contribuye generando un efecto multiplicador en decenas de otros productos.

Durante años se ha presionado a los gobiernos para que agricultores y campesinos orientaran sus cultivos a la exportación y destinaran parte de ellos a apoyar fuentes alternativas de energía, con lo que se abandonó el principio básico de soberanía alimentaria.

La solución a la crisis actual no está dentro del modelo económico vigente, ya que es el principal responsable de ella. ¿Cómo pensar que ahora el presidente del BM de visita en México, el señor Zoellick, vaya a cambiar, si cuando fue representante de EU en la OMC defendía la política de apertura de todos los mercados y su autorregulación? Ya estamos viendo cómo se regulan por oferta y demanda: aumentos de más de 100% en varios granos básicos.

Nuevamente, ¿dónde estaban los expertos? Pues asesorando a las grandes empresas que han obtenido cuantiosos beneficios de este modelo. Según se informa, tenemos como ejemplos a la empresa Cargill, que ha obtenido 86% más de utilidades, y a Monsanto, con récord en ventas de pesticidas y semillas, mientras los habitantes de más de 40 naciones están sufriendo hambre.

Es hora de preguntarnos ¿para qué tanto crecimiento, para qué tanto desperdicio, para qué tanto consumismo en que nos ha metido la globalización, que ha hecho creer a muchos que es la solución a sus problemas, cuando en verdad ha sido el ahondamiento de ellos?

En parte, la crisis tiene que ver con los cambios en los patrones de consumo de los países hoy líderes en crecimiento: la República Popular China e India, donde sus crecientes clases medias quieren, por ejemplo, comer carne, pero el único problema es que en pocos años serán más de 300 millones de personas con posibilidades económicas de hacerlo. La globalización ha conducido a adoptar el modelo de las naciones occidentales, es decir, los patrones de la aberración consumista. Porque además de carne, van a desear poseer refrigeradores, coches, hornos de microondas y por supuesto teléfonos celulares y iPods, productos que supuestamente distinguen a las sociedades avanzadas del siglo XXI.

El tema de la soberanía alimentaria cobra nueva relevancia. Los países que, como el nuestro, la abandonaron en aras de ser miembros del primer mundo y la OCDE bajo el pueril argumento de que era más barato importar maíz que producirlo, estamos viendo sus consecuencias: millones de compatriotas de todas las edades continuarán e incluso entrarán en la clasificación de pobres y desnutridos. Será necesario destinar subsidios cuantiosos para atenderlos mediante los programas federales, con cualquier nombre que le pongan, como el de moda, Vivir Mejor. Porque los pobres querrán por lo menos vivir como antes, no como hoy que “viven peor”.

Este modelo de producción, de explotación infinita de todos los recursos, incluyendo seres humanos, no tiene futuro porque no mejora las condiciones de vida de la mayoría pero sí las de una minoría cada vez más selecta, haciendo de la desigualdad la característica distintiva de la sociedad.

En la actualidad hay una corriente de pensamiento que propone, en lugar de este modelo de crecimiento absurdo y especulativo, uno de menor crecimiento, con una distribución de la riqueza más acorde con los seres humanos y con una vigilancia y cuidado de los recursos naturales, porque por más transgénicos que existan éstos no son la solución al hambre en el mundo. Una vez más los supuestos organismos multilaterales y los gobiernos de los países desarrollados han sido irresponsables, con miras de corto alcance, con un egoísmo inaudito, provocando una de las crisis quizás más severas en el mundo. Por años se permitió que se gestara este desbarajuste en el campo de muchos países.

México tuvo la oportunidad de evitar este problema cuando los gobiernos se preocupaban por tener los silos llenos, a través de los organismos públicos como la desaparecida Conasupo, y la soberanía alimentaria como lo básico a defender. Cuando llegaron la modernidad, la privatización de empresas, la especulación, la exportación a toda costa, la liberalización de mercados, el tratado de libre comercio y la entrada a la OCDE, se abandonó esa política y ahora pagamos las consecuencias. Por lo menos, los responsables deberían reconocer que se equivocaron.

martes, 20 de mayo de 2008

Religión, trabajo y sufrimiento



Religión, trabajo y sufrimiento

IGNACIO SOTELO 20/05/2008 EL PAIS

En la Antigüedad, el ciudadano libre desplegaba distintas actividades empresariales, sociales, políticas, culturales, pero en rigor no trabajaba. El condenado a trabajar era el esclavo; el ciudadano libre quedaba excluido, en primer lugar, porque hacer lo que mande otro supone una dependencia incompatible con el status libertatis. El ciudadano libre decide por sí mismo qué hace, cómo y cuándo, sin obedecer más que a la ley. Realiza actividades (ergon), en latín, opera, pero no trabaja (ponein), que además de un sometimiento a la voluntad de otro, conlleva un ponos, un esfuerzo doloroso. Que trabajar significa sufrir se trasluce también en el vocablo latino de labor, que viene de labare, desfallecer ante una carga.

Con el cristianismo, trabajo, obediencia y sufrimiento adquieren una dimensión positiva

Los requisitos de la educación actual son espíritu crítico e iniciativa individual

Con el cristianismo el trabajo, vinculado al sufrimiento, adquiere una dimensión positiva. Por el pecado de desobediencia, Dios condenó a nuestros primeros padres "a ganar el pan con el sudor de la frente". Los padecimientos del Hijo de Dios, muerto en la cruz para redimir al género humano, sacraliza también el sufrimiento que el trabajo comporta. Cierto que el trabajo supone un esfuerzo doloroso, pero hemos venido a este mundo a sufrir, como Jesucristo padeció en la cruz por un amor infinito. "Aquí abajo, el dolor es la sal de nuestra vida". "Bendito sea el dolor, amado sea el dolor, santificado sea el dolor... ¡Glorificado sea el dolor!", leemos todavía en Camino.

En la segunda carta a los Tesalonicenses san Pablo escribe "el que no quiera trabajar que no coma. Pues bien, tenemos noticia de que algunos de vosotros viven ociosamente, sin otra preocupación que curiosearlo todo. De parte de Jesucristo, el Señor, les mandamos y exhortamos a que trabajen en paz y se ganen el pan que comen" (2 Tes, 3 10-13). El cristianismo, sin embargo, en la práctica ha reducido el deber de trabajar a los que no puedan alimentarse de otra forma.

Educar para el trabajo y el esfuerzo doloroso, con un control estricto de las pasiones y una recia disciplina en el comportamiento, elevando la obediencia a virtud, se opone a la educación que recibía el ciudadano, cuyo afán principal era aprender a convivir en libertad. El cristianismo, en cambio, al fin y al cabo religión de esclavos, Nietzsche dixit, rechaza vivir un ocio con sentido, curiosos de todo lo que pasa a su alrededor, con tiempo y ganas de cuestionarse a sí mismo y a los demás.

En la Edad Media, la pereza se contará entre los pecados capitales. El monacato -ora et labora- divide la jornada con un horario estricto. No olvidemos que el monasterio inventa el reloj, como el instrumento que impone orden y disciplina a la cotidianidad. Las primeras formas de acumulación capitalista resultaron de una vida ascética, dedicada a la oración y al trabajo. Max Weber enlaza el surgir del "espíritu del capitalismo" al ascetismo intramundano del calvinismo y el puritanismo. Sin ningún género de duda el cristianismo ha contribuido de manera decisiva a la posición central que el trabajo ha ocupado en la sociedad capitalista moderna. La cuestión que hoy se plantea reza, ¿qué consecuencias sociales y religiosas tendrá el que el trabajo dependiente esté desapareciendo?

La revolución tecnológica de los últimos lustros -automatiza-ción y nuevas técnicas de comuni-cación- promociona una sociedad en la que el beneficio del capital depende cada vez menos del trabajo asalariado. El trabajador no ha conseguido, como pronosticó Marx, acabar con el capital, sino que ha sido el capital el que puede prescindir del trabajo. La civilización industrial demandaba una educación que ponía en un primer plano disciplina y obediencia, las dos virtudes del esclavo que tanto exaltó el cristianismo. Pero en un mundo en el que está desapareciendo el trabajo basado en el esfuerzo físico, directamente vinculado al sufrimiento, se va perdiendo la significación que estas dos cualidades tuvieron en el pasado.

El hombre de hoy centra el esfuerzo físico en el deporte, que sustituye en cierto modo al trabajo manual, como el ciudadano libre lo hizo en la Antigüedad. Ambos sexos se muestran capaces de ejercer las mismas actividades, una vez que una menor fuerza física, la única inferioridad real de la mujer, ya no cuenta. La alta tecnificación de la guerra permite incluso que la mujer combata como un soldado más, actividad de la que había quedado excluida cuando la eficacia de los mandobles dependía de la fuerza de su brazo. Una buena parte de la discriminación social que la mujer ha padecido largos siglos tuvo su origen en que no pudiera imponerse, acudiendo al uso de la fuerza.

Junto con la equiparación de la mujer, la completa transformación del trabajo es el otro cambio mayúsculo que se está operando en las sociedades avanzadas. El trabajo físico doloroso que exigía una obediencia ciega pertenece al pasado; ahora se requieren personas cada vez mejor cualificadas que disfruten con lo que hagan de manera autónoma y responsable.

Importa tener muy presente que en el mundo de la automatización y de las nuevas tecnologías, no sólo se precisa de una población más educada, sino sobre todo educada de otra forma. La vieja educación que exaltaba la disciplina, la obediencia y la disposición a sufrir, ha de dejar paso a una que, sin renunciar al gozo de vivir, ponga en un primer término el espíritu crítico y la iniciativa individual. Ahora que por fin se puede hacer extensiva a todos, tal vez haya que inspirarse en la educación que recibía el ciudadano libre en la Antigüedad, basada en un desarrollo personal que impulse la iniciativa de cada cual.

Predicar el sufrimiento como principio de salvación era congruente con un mundo en el que la inmensa mayoría estaba condenada al esfuerzo doloroso y a la obediencia sin réplica. Un cristianismo que colocó al sufrimiento y la obediencia en el centro de lo humano tuvo sentido en un contexto social en el que la inmensa mayoría estaba condenada a realizar un trabajo desesperante.

Pese a que no quepa eliminar otras muchas fuentes de dolor, desde la muerte de los seres queridos al miedo a la propia muerte, desde la aflicción por el desamor, a la que conlleva el fracaso en nuestros mejores empeños, para la inmensa mayoría la primera fuente diaria de sufrimiento ha desaparecido con el trabajo humillante y doloroso. El recurso a una religión que transforma el sufrimiento en salvación seguirá acogiendo a algunos de los menos dichosos, pero no tendrá ya la universalidad que le proporcionó el trabajo como fuente principal de padecimiento.

Ignacio Sotelo es catedrático excedente de Sociología.

lunes, 19 de mayo de 2008

Leer te atrapa.











Uno de los slogans de la 22 feria del Libro de Bogotá: “leer te atrapa”, me sirve para registrar el regalo de un libro que le hago el lunes 19 de mayo a cada uno de mis estudiantes.

Estando en el 8° Congreso Nacional de Lectura me comuniqué con ellos para saludarlos y motivarlos en su diario quehacer de coinvestigadores. Muy entusiasmados conversaron, casi que todos al tiempo, para expresarme su deseo porque me fuera y estuviera bien en la capital del país.

En esa oportunidad les anuncié que les llevaría un regalo: un libro. Y desde mi retorno a Pamplona me lo han estado requiriendo. Así es que este lunes mis amigos niños y niñas de Monteadentro recibirán los siguientes títulos:

Los mejores cuentos para ocho años, Enid Blyton, Ediciones del Bronce. (2), para cuarto nivel.
Barbas Jonás y los títeres acatarrados, Pilar Mateos, Espasa.
El abuelo misterioso, Christine Nöstlinger, Espasa.
Ramona empieza el curso, Beverly Cleary, Espasa.
El robot y la luna, Rafael Estrada, Edebé.
Los mejores cuentos para siete años, Enid Blyton, Ediciones del Bronce.
Los mejores cuentos para seis años, Enid Blyton, Ediciones del Bronce. (7) para quinto nivel.

A leer, amigos del Club de Lectura “Conejo Lunar”

Ministra de Educación y las TIC’s.




En la inauguración del 8° Congreso Nacional de Lectura intervino la Ministra de Educación de Colombia Cecilia María Vélez.

Y de sus palabras puedo transcribir las siguientes conclusiones:

Es supremamente oportuno que el Congreso de Lectura se relaciones con las TIC’s.

Tenemos que mirar las TIC’s para promover la lectura, estimularla y como un medio alternativo para leer.

Buscamos que las personas se comuniquen mejor. Que vivan mejor en comunidad a través de la competencia comunicativa.

“Que la gente sea capaz de aplicar lo que aprende… superar, y con creces, el hecho de repetir. Que haya una verdadera transformación al pasar por el espacio académico”

Es imperioso aprender a participar en la producción del discurso sobre nuestra realidad.

Una de las preocupaciones de los participantes en la construcción del plan Decenal de Educación refiere a la integración de las TIC’s como clave para la transformación de todos los procesos pedagógicos.

De alguna forma es un mandato para quienes somos responsables de la educación.

La escritura y la lectura deben ser asumidas en las diferentes áreas de estudio.

Un país inserto en la competencia internacional requiere ciudadanos preparados para este reto.

Se recibe información pero también nos podemos HACER VISIBLES en la RED.

La educación debe volverse interesante para afrontar otros problemas: deserción, por ejemplo.

Entre los proyectos para mejorar la calidad educativa están: TIC’s, competencias laborales y el Inglés.

El reto para el Ministerio de Educación Nacional es ofrecer contenidos digitales y formas de acceder a ellos. Colombiaaprende.gov.co forma parte de una red de dieciocho portales latinoamericanos.



Limpiadoras and Cia



Benita está nerviosa. Cada día más. No hay nada más malo que estar enferma de los nervios. Unas veces duerme mejor, otras peor. Pero lo que no le ayuda para nada es su trabajo. Se siente fatigada. Se dedica a limpiar, a lavar, a ordenar las cosas que otros desordenan en un centro social, utilizado por muchísimas personas. Limpia hasta las paredes. Hay algunos que incluso se quitan los mocos pasando las manos por esos muros. Y ahora le han comentado que van a eliminar bastante de los recursos que se tienen en este momento para estas tareas. Porque dicen que no hay dinero. Lo puede haber para otras cosas, pero la limpieza no es todavía un trabajo que se valora.


Nos hemos olvidado de los trabajos esenciales en la vida de las personas. ¿Cómo puede atender un médico o un abogado a sus clientes con cierta dignidad si su despacho está lleno de polvo, los pisos con lanas y basura, las papeleras a rebosar? Difícilmente lo haría, si previamente la señora o el señor que limpia no ha hecho su trabajo. Es tan digno uno como otro. Nos hemos olvidado de las personas importantes para las vidas y los trabajos de los demás.


A Benita le puede el cansancio. No puede dejar el trabajo. Lo necesita para pagar sus gastos. También para poder tener una pensión que se aproxime a lo decente el día de mañana. Si no, estaba segura que firmaría el finiquito. Ha dejado su piel. Le gusta su trabajo porque además está al servicio de un colectivo necesitado y pobre que es el que usa dicho centro. Por eso se desvive también y con mas ganas. Pero se siente abandonada por los responsables, por los mismos que defienden los derechos humanos de los más necesitados y salen en la prensa un día sí y otro no con múltiples declaraciones, pero se olvidan de los que limpian. Como también del trabajo llano y monótono de las amas de casa, de las empleadas de hogar, las cuales para colmo están peor que Benita pues no tienen derecho al subsidio del desempleo en caso de que las despidan.

Benita pierde los nervios. Llega a su casa cansada, sin ánimo. No se ve ilusionada. El año pasado de tanto curro hasta enfermó. Y no pidió la baja, para que sus niños, los que utilizan aquel centro social, se siguieran sintiendo a gusto. Pero sus jefes no valoran eso. Los derechos humanos son de los que están fuera, no de los que trabajan en dicho centro. Por eso Benita, después de hablarlo con gente de su confianza, y aun sintiendo que los golpes bajos la están reventando por dentro ha decidido que no tiene más remedio que seguir por su bien y por llegar a fin de mes pudiendo ir al supermercado todas las semanas, aunque para eso tenga que comenzar a “pasar” de cosas que antes hacía y ahora ya no puede, porque una cosa es dar el callo y otra que abusen de ti. No se siente vencida, sigue con ganas de pelear. Dice las cosas cuando llega el momento. Y recuerda a su jefe los compromisos que va adquiriendo con los demás cuando al día siguiente los olvida. Si todos me olvidan, yo no me voy a olvidar de mi misma, se ha dicho. Si a nadie le importa, a mí si que me importo. Y ya se darán cuenta de lo que es perder la cantidad de detalles que hago todos los días por los necesitados que vienen aquí sin que ello entre en mi nómina. Y si no se dan cuenta, pues peor para ellos. Serán ellos los que sigan prisioneros de si mismos. En esto no hay jueces, el juez parece ser uno mismo, el juez de su propia conducta, en definitiva, la coherencia personal. Porque si hasta aquí no he logrado nada, será cuestión de muchos años que los que aparecen como nobles o líderes de la sociedad, valoren a los que le planchan la ropa con la que salen tan guapos en la tele.


domingo, 18 de mayo de 2008

Luego de la Cosecha.


Terminada la cosecha de las plantas aromáticas y medicinales nos dedicamos a arreglar el terreno para la resiembra.
Azadones, palas, escardillos y picas nos sirvieron para preparar la tierra.
Mientras unos estábamos en las labores de repique del terreno, otros cernían la lombrinaza. Rico abono generado por las lombrices.
La imagen muestra cómo quedó nuestra huerta de plantas medicinales y aromáticas después de la cosecha.
Se aprecian: toronjil, hierbabuena, romero y en mayor proporción el hinojo.

Kiosco para Preescolar.



Registro de algunos momentos en los trabajos de adecuación del Kiosco para preescolar.