jueves, 31 de julio de 2008

Observación de la experiencia

Impresiones de los estudiantes.

Experiencia por Incapacidad

Debido a una cirugía que se hizo necesaria, durante dos semanas el grupo de coinvestigadores (niveles cuarto y quinto) debieron adelantar la actividad académica a través de guías.
No es algo novedoso porque si se revisa la intención de la metodología Escuela Nueva de eso, precisamente, se trata. Que el estudiante orientados por las cartilla donde aparecen las guías sea el protagonista de su avance.
El elemento a tener en cuenta aquí es que a diferencia de la cotidianidad que se vive en una centro educativo, en este caso, los estudiantes no contarían con el maestro para acompañar y asesorar el desarrollo de las actividades propuestas en las guías.
Era un reto. Por denominarlo de alguna manera. Porque se entiende que ante la incapacidad médica de un docente, la institución, en este caso, la Escuela Normal Superior, debe asignar un reemplazo que cumpla con las funciones que desempeña el profesor incapacitado.
Para bien o para mal, este procedimiento no se cumplió por parte de la Escuela Normal, de tal forma que los estudiantes estuvieron solos.
¿Qué puede he podido observar? Que el grupo de niños y niñas de cuarto y quinto han asumido con la suficiente responsabilidad el desarrollo de las temáticas planteadas en cada uno de los proyectos a partir de las guías que les he enviado.
Enterado que no hubo reemplazo de mis funciones como titular, me comunico diariamente vía celular con el grupo y escucho sus inquietudes y tratamos de encontrar salidas a pequeñas dificultades que se presentan. Aprovecha esta comunicación para saludarlos, "llamar a lista" como una manera de constatar el entusiasmo que siempre he notado a buen volumen y con verdaderas señales de entusiasmo.
Algunos padres de familia con quienes me he comunicado observan que el trabajo de sus hijos, solos, como lo están haciendo es digno de admirar. valoran el grado de responsabilidad y de compromiso con su adelanto que han ido adquiriendo a través de los dos años de vinculación al proyecto y destacan la capacidad que ya se insinúa en ellos para asumir situaciones que los enfrentan a la vida.
Este es un valor agregado que de pronto antes no había tenido la oportunidad ni se habían dado las condiciones para observarlo.
Constataré éstas que pueden ser impresiones a partir de la semana entrante cuando espero reintegrarme de nuevo a la labor pedagógica.

martes, 29 de julio de 2008

Seguir avanzando



Hay momentos en que uno no puede más, como si todo fuera subir una montaña cada vez más pendiente. Como si el fango te llegara a las rodillas y dar otro paso te costara mucho. Y cuando en esos momentos encuentras algo así como una colina y te tiendes a la sombra de la montaña, y el viento no te azota, te olvidas del fango que te cubre y del esfuerzo hecho. Respiras profundo. Observas los valles, el horizonte que está casi por debajo de ti. Y nuevas fuerzas te hacen caminar con más ímpetu para llegar a la meta final. Hubieras tenido ganas de quedarte en ese rincón, pero comprendes, aunque sea con la cabeza, que es necesario avanzar.

Así es muchas veces la vida de cada día. Caminar y correr. Pararte de vez en cuando para tomar respiro. Recuperar fuerzas y seguir andando. Así la de cada uno, así también la de los pueblos. Puede ser también un ejemplo colectivo para estos momentos donde la crisis parece que anuncia su gozo en asfixiarnos pronto y tirarnos al suelo. Tomar resuello en una colina. Algo necesario. Pero también seguir avanzando.

sábado, 26 de julio de 2008

Con unas velas encendidas




El sufrimiento humano no tiene explicación. La pérdida de una vida de forma accidental tampoco. Las razones no valen, los sentimientos se hacen presentes. El derecho de todos y de cada uno a vivir, y a vivir de forma digna es lo primordial. Las muertes recientes, en estos últimos días, de seres humanos en su intento por arribar a las costas canarias nos lo pone de manifiesto.

Ochenta personas, la mayoría de ellos inmigrantes subsaharianos, nos hemos reunido el sábado por la tarde en un parque público para, reflexionando en silencio qué sentido tiene nuestras vidas, con una vela encendida rendir un homenaje a las personas que han muerto llegando a nuestras costas, sin saberlo aún posiblemente quienes les parieron.

Cada uno de nosotros portaba la vela en sus manos, el viento soplaba, había que darle soco con las dos manos para que la vela no se apagara. Se apagaba y la volvíamos a encender. Como la vida de los que han muerto, como la vida de cada uno de nosotros: una lucha continua frente a las dificultades para intentar vivir con el ritmo y el paso adelante. Es comprensible que en esa lucha muchos intenten cruzar el océano para llegar a un sitio donde se vive mejor. Lo es también que arriesguen su vida, porque ya están medio muertos donde viven. Lo que no es comprensible es que todo esto no sea un mero fruto del azar, sino que detrás todos descubramos impasibles un sistema estructural que sigue organizando nuestro mundo en dos categorías: unos que podemos vivir bien, otros que se ven obligados a vivir mal.

viernes, 25 de julio de 2008

Más que un "diario"



Abro el armario en busca de " Las buenas conciencias " de Carlos Fuentes, para leer este libro no sé si por quinta vez o más desde que lo tuve en mis manos, pero me distrae un estuche donde guardo algunos recuerdos. Lo tomo. Entre fotos y detalles, veo un cuardenillo verde con espiral metálico y comienzo a leer mi diario. Mi abuelo, mi prima y yo, fuimos al sur de España. Comienzo a escribirlo el primer día del viaje. Año de 1985 y a más de veinte, me emociono por las descripciones que hacía cada noche y que hoy me han hecho recordarlo todo.

Noto buena redacción, fresca por cursar en ese entonces el colegio. Letra redonda, firma y fecha. Cronología y detallado itinerario, agregando lo que supongo leía en las guías y reproducía entre mis propias líneas. Análisis de compañeros de tour, estado del tiempo, menú de tres comidas, breve historia y lo que mi chispa adolescente captaba de las explicaciones al grupo. Todo un compendio que puedo ilustrar con las fotografías que también he visto. Y sigo riendo, porque tomadas con cámara manual, mi terrible peinado ochentero, bisutería exótica de moda y franca sonrisa, mi prima me hace algunas de rostro y gracias a que al reverso anoté explicación, puedo recordar dónde estábamos. Qué desperdicio, La Alhambra en pleno, y se nos escapó del recuadro. Y como esta, toda una serie más.

También me aparecen sobres de azúcar con el nombre de los hoteles, entradas a los museos, timbres postales, folletos, envolturas de chocolates, cajas de cerillos, agitadores de bebidas, paquetes de toallitas para manos, etc. Nunca adiviné que esos tesoros guardados a manera de recuerdos al detalle, me conmovieran.

Por supuesto si hoy tuviese la fortuna de hacer el mismo viaje, ya no sería la misma Sevilla, ni Granada o Córdoba. Entonces recuperaría la oportunidad de fotografiar digitalmente lo que en su momento no percibimos, cada espacio maravilloso que a más de dos décadas conservará aún esa magia que mis ojos adolescentes admiraron. La tecnología ocuparía un gran protagonismo en el viaje, pero puedo asegurar que volvería a escribir manualmente un diario. Y si bien ya no llenaría una mochila con papelitos, sobres ni envolturas de caramelos, los recuerdos serían más intensos, por la madurez e importancia con que la vida te hace apreciar las cosas.

Cada época de nuestra historia posee su particular encanto y me parece fabuloso aprender de los momentos y poder mirar atrás en el tiempo notando que evolucionamos y que somos producto de lo que día a día nos vamos construyendo. Conservemos nuestros recuerdos materiales como en cápsula del tiempo para que sea abierta en unos años más. Hablaremos entonces del valor de haberlo hecho.

Tere García Ahued.

miércoles, 23 de julio de 2008

Un GRACIAS


Hace días fui a hacer efectivo un cheque,
al llegar a la casa y contar de nuevo me encuentro
que la cantidad que me habían entregado casi se duplicaba.

En seguida regreso al Banco y al entregarlo al cajero , este lo recibe con la normalidad más grande, ni el más pequeño comentario ni tampoco UN GRACIAS,
Sería lo normal, al tratarse
de un gesto poco común en este mundo confundido, entonces como para dejar una
pequeña enseñanza le dije: de nada... es lo que todos deberiamos hacer en estas situaciones.
Solo sonrió como para afirmar lo que yo decía.

De vuelta a la casa pensaba como me hubiese gustado haber escuchado un GRACIAS
...y es que nada es tan bello como poder decirlo
pero nada es tan dulce como poder oírlo.

Un gracias llena todo, engrandece y anima
a seguir adelante en cualquier situación.
Es como música suave, pero debe brotar con ternura
y salir sin aviso de cualquier corazón.

Es tan importante dar gracias:
al Creador por la vida,
a los que tenemos cerca y
comulgan con nosotros al calor del hogar.
A nuestros amigos por estar allí compartiendo
alegrias, disipando un pesar.
Al niño y al joven que brindan su sonrisa,
a cada anciano que nos dá su experiencia.

Un gracias por la vida que empieza,
por el sol ,por la lluvia,
por las aves que alegran con su dulce trinar.
Por la tierra que alberga la semilla que un día
nos regalara el fruto para un rico manjar.
Un gracias por la alegría por la fe ,la esperanza,
la confianza y la paz.
Por el hombre que triunfa, por el joven que estudia,
por el padre y la madre que luchan sin cesar.

Un Gracias en la vida
nunca debe faltar.

Nelly Guerrero